EPISODIO 8 – El óptico-optometrista y la discapacidad visual
Ya estamos en 2020 y aquí tienes la octava entrega de nuestro podcast. En nombre de la Asociación Retina Murcia RETIMUR y del equipo que elabora este podcast, queremos desearte un feliz año y agradecerte que estés al otro lado escuchando o viendo, según prefieras, este episodio.
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Hoy, tenemos a Joaquín Sánchez Onteniente para hablar del papel del óptico-optometrista en relación a una persona con una discapacidad visual severa y ver cómo se aborda y cómo puede ayudarles este profesional. Comenzamos.
Joaquín es Graduado en Óptica y Optometría y Técnico Especialista de Óptica de Anteojería. Propietario y director técnico de Sobrado Optometristas, centro especializado en Baja Visión.
También es profesor asociado del área de Optometría de la Universidad de Murcia con docencia en materias de Baja Visión, Contactología y Establecimiento de Óptica.
Profesor de Prácticas del Máster de Rehabilitación Visual de la Universidad de Valladolid.
Jefe de Sección de Baja Visión y Rehabilitación de la Clínica Universitaria de Visión Integral (CUVI) de la Universidad de Murcia.
Vocal de la Sociedad Española de Especialistas de Baja Visión y miembro de la Asociación de Profesionales de Rehabilitación Visual.
Miembro de los comités organizadores de las X Jornadas de ASPREH y del I y II Congreso Retina Murcia de RETIMUR
Premio ‘Luis Berrocal’ 2016 que otorga la Asociación Retina Murcia (RETIMUR), con la que colabora de forma habitual.
Ha desarrollado investigación aplicada a mejoras en la vida cotidiana del afectado y ha colaborado con la plataforma Tengo Baja Visión en diversas acciones.
- La primera pregunta, Joaquín, es qué diferencia hay entre óptico y optometrista.
Son diferentes denominaciones de un mismo profesional, pero la pregunta me da pie a una microhistoria de la profesión en España. En los albores de la profesión, hablamos de fechas anteriores al siglo XX se transmitía de maestro a aprendiz sin ningún currículum reglado, pero en el año 1947, el instituto Gaza Valdés, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, sacó los primeros curso de óptico para ofrecer una formación reglada. Era un solo curso que apenas duraba unos meses. Los primeros ópticos a los que se les puede llamar así fueron formados de esta manera, en un instituto de carácter físico, por tanto la formación era puramente física. Tenía todo el sentido del mundo llamarles ópticos, porque la óptica es una parte de la física.
Tuvieron que transcurrir bastantes años hasta que en 1972, la Universidad Complutense de Madrid estableció la primera titulación de una diplomatura de tres años y de carácter universitario. De ahí salen las primeras promociones, que se siguen llamando diplomados en Óptica. La profesión transcurre, pero en sus primeros decenios se aprecia una demanda del cliente, aparte de unas gafas graduadas, necesita una atención y asesoramiento en salud visual y, por propia demanda de los clientes, los profesionales van complementando su formación universitaria para mejorarla desde un punto de vista clínico, porque perciben que eso es lo que la gente les está pidiendo en sus establecimientos. La situación llega a un punto, que en el año 1985, la diplomatura se transforma en de Óptica y Optometría. Se inicia un proceso en el que el 60 o el 70 por ciento de la formación es clínica y, a partir de ese momento, los profesionales ya son ópticos-optometristas. A fecha de hoy, a todos los titulados que salen de las facultades se les debe llamar así. Ya no debe quedar ningún óptico de la vieja escuela, quizá alguna persona muy mayor. La denominación de óptico-optometrista quiere decir, como ha venido a reconocer de manera definitiva la Ley General de Profesiones Sanitarias de 2003, que estos profesionales tienen una formación de carácter físico, con la instrumentación, los aparatos y las lentes, pero también de carácter clínico y, de ahí, viene la palabra optometría, que es la graduación y dispensación de correciones ópticas para la visión. Hoy en día, un óptico es un físico especializado en Óptica.
- ¿Cuáles son las funciones de un óptico-optometrista?
Las funciones son las mismas en un establecimiento de óptica que en un hospital, lo que varía es la inserción del profesional en el puesto. En un establecimiento, el óptico-optometrista suele ser el director técnico o un adjunto, mientras que en un centro clínico, suele ser un colaborador del oftalmólogo, o también de otros profesionales sanitarios, como puede ser el neurólogo o un rehabilitador.
El óptico-optometrista se define en la ley de 2003 como profesionales primarios de atención a la salud visual. Debemos analizar las capacidades visuales del paciente, determinar los fallos simples de graduación, las disfunciones binoculares, prescribir las correciones ópticas necesarias y vigilar la correcta dispensación de gafas graduadas o de lentes. En el caso concreto de la baja visión, también nos ocupamos de entrenar para el uso de estas herramientas a los afectados.
- Los ópticos-optometristas son en muchas ocasiones la primera puerta de entrada de los afectados por discapacidad visual severa, con degeneración de la retina o por cualquier otra patología. ¿Están capacitados para detectar patologías poco frecuentes o raras, distrofias hereditarias de retina o cualquier otra patología poco habitual?
Los ópticos-optometristas tienen muchos elementos de juicio, a parte del aparataje que existe hoy en día, para sospechar la posible existencia de patologías que pueden llevar incluso a situaciones de baja visión o de ceguera legal. No puede diagnosticar ni tratar una patología, porque eso es competencia exclusiva del oftalmólogo, pero sí puede sospecharla. De hecho, cada vez colaboramos más en este sentido, y derivamos a los pacientes. Estamos muy en la calle, en contacto directo con los pacientes, con los clientes y podemos ver cosas que nos inducen a pensar que puede haber una patología y, en ese momento, derivamos, normalmente, al oftalmólogo y, a veces, a otros profesionales. Eso es muy importante, porque la detección temprana siempre es un punto a favor del paciente.
- ¿Qué es la baja visión y la ceguera legal en España?
El acotamiento cuantitativo es muy pedagógico y fácil de explicar, pero no hay un acuerdo unánime a nivel mundial sobre el uso de estos términos. En España, se considera que tiene baja visión la persona que con la mejor corrección posible con medios convencionales (gafas o lentes) su agudeza visual no pasa del 32% o su campo visual no pasa de 20 grados. Si está por debajo del 10% de agudeza visual o de los 10 grados de campo visual en el mejor ojo, hablamos de ceguera legal. Ese espacio entre la ceguera legal y la baja visión está lo que ahora también se llama visión frágil. Cabe señalar que un campo visual normal es de 180 grados.
- ¿Qué herramientas puede ofrecer un óptico-optometrista especializado en baja visión a una persona afectada por una discapacidad visual severa, que se encuentra en el campo de la baja visión?
Voy a romper un poco la tendencia dominante en la definición de que nuestra función es prescribir ayudas ópticas especiales. Me gustaría fijarme en dos planos. Un plano más general, cronológicamente anterior, en que el óptico-optometrista sería una especie de asesor amplio de la vida cotidiana del afectado. Nosotros seguimos las técnicas que nos han enseñado en las facultades en general. De hecho, no existe especialización en el Grado de Óptica y Optometría. Pero a la hora de graduar a ese paciente, tenemos unos trucos y una forma de trabajar un poco especial, porque conocemos cómo es ese paciente. La estrategia fundamental es un interrogatorio amplio de que le pasa al paciente, cuáles son sus problemas de su vida cotidiana, sus aspiraciones, sus quejas, sus demandas. Le planteamos al paciente en qué podemos ayudarle y hay múltiples anécdotas. He atendido a una personas que tocaba el violín en una orquesta y su vida era poder leer la partitura. Deje de lado la revisión general y me fui directo a la distancia de trabajo a la partitura.
Sabemos qué le pasa a estos pacientes y, aunque el análisis es lento y pesado, tratamos de hacerle ver que no tenemos reloj y establecer confianza para intentar ayudarle. No trabajamos con tornillos, sino con seres humanos, que te transmiten sus inquietudes, sus problemas y demandas.
Y una vez que detectamos las quejas, supeditamos nuestros protocolos a la atención a las demandas principales del paciente. A veces, esa ayuda no es simplemente adaptar unas gafas. A lo mejor es simplemente dotarle de unas estrategias para darle más contraste a las cosas de su trabajo cotidiano o para modificar las distancias de trabajo. No tengo que irme muy lejos. Mi última paciente de esta mañana, su queja principal era que no podía cocinar, porque tenía muchos problemas para ver la encimera. Como esa era su prioridad, le he graduado la visión para la distancia de trabajo con la encimera. He hecho de su prioridad mi prioridad.
Una vez hecho este planteamiento general, en un segundo plano, en las situaciones en que no es suficiente con una nueva prescripción de gafas o lentes, tenemos que entrar con la artillería pesada, que serían las ayudas ópticas muy potentes para la lectura o ver un poco mejor la televisión, como ayudas telescópicas montadas en gafas, microscopios e incluso lupas, porque podemos manejar cuarenta tipos de lupas y, aunque determinar cuál es la que da el perfil para un paciente lleva su tiempo, pero el resultado puede ser muy beneficioso. De una lupa común a una lupa específica para escritura o lectura sobre atril hay mucho camino. Y la experiencia es casi siempre satisfactoria para el paciente, porque hay una mejora. Y si no hay mejora posible, el paciente se marcha agradecido porque le hemos dedicado todo el tiempo del mundo a estudiar su caso. Y eso también, cuando no le puedes ofrecer otra cosa, es importante.
- Antes de la entrevista, te he comentado que te iba a preguntar sobre las ayudas no ópticas y las nuevas tecnologías. Tú hablabas de no especificar no ópticas. ¿Lo que nos aportan las nuevas tecnologías juega en contra del papel del óptico-optometrista o son un aliado?
Para mí, nada que pueda suponer una mejora para el afectado puede ser una amenaza. Nosotros no hemos hecho un juramento como el de los médicos, pero sí uno virtual. Nos debemos al afectado.
No le tengo miedo a las tecnologías, salvo el propio de una persona mayor que no termina de hacerse con ellas. Las nuevas tecnologías ya son aliadas de los afectados. En el último Congreso Retina Murcia lo hemos visto con los ordenadores de Deskomunal. Son aliadas interesantes, les queda mucho camino por recorrer y hay que tener en cuenta que, a veces, son muy costosas y tiene que justificarse la inversión, pero creo que pueden ser buenas y son un camino interesante por el que hay que seguir apostando.
Por cierto, pronto vamos a poder hacer unos ensayos con nuevos dispositivos ópticos.
Cuando hablamos de nuevas tecnologías, hay ayudas ópticas y no ópticas.
- ¿Qué consejo le das a esa persona que tiene una discapacidad visual severa que ve limitada su autonomía personal y no sabe dónde acudir?
Existe una etapa de no aceptación por parte del afectado, que no acepta el problema y los ópticos-optometristas vemos la enorme diferencia entre esa fase de enfado, de rebelión, de disgusto, de abaratamiento y cuando ya el paciente reacciona, se pone las pilas y lucha. Quiero mostrar mi reconocimiento a los afectados y a sus familias que se enfrentan a problemas tan relevantes para sus vidas y luchan día a día y, aunque decaigan, vuelven a levantarse y salen adelante. He visto conseguir las mejores metas profesionales a personas con severas discapacidades visuales porque se han enfrentado a ellas. Si nosotros, tenemos momentos de decaimiento porque no conseguimos lo que queremos o no llegamos donde quisiéramos llegar, no quiero ni ponerme en el lugar de alguien que sufre una patología que le dificulta tanto su vida cotidiana.
Lo primero es animarles a luchar y soy un acérrimo defensor del asociacionismo y del poder de la ciudadanía en todas las cosas y, en esto que es mi trabajo cotidiano, aún más. Sugiero siempre que se asocien al colectivo de afectados de su territorio o Comunidad. Tampoco creo que deban dividirse mucho las asociaciones, con una por Región y una estatal es suficiente, porque somos pocos como para disminuir la eficacia por el excesivo fraccionamiento. Que se asocien, se afilien y participen, discutan y colaboren, porque es una buena terapia y hace mucha falta, porque los poderes públicos solo son sensibles a las presiones ciudadanas.
- Joaquín, ha sido un placer que aceptaras la invitación de Canal Retina y aprender mucho contigo, como hacemos con todos los invitados que tenemos en este podcast.
- Muchas gracias a RETIMUR y ánimo con su trabajo.
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El próximo episodio de Canal Retina tratará algo diferente a lo que venimos haciendo hasta ahora. Vamos a hablar de accesibilidad y autonomía personal, gracias a una bonita iniciativa y experiencia que desde RETIMUR pensamos que debe ser contada y conocida. Te emplazamos a que dentro de un mes escuches o veas nuestro podcast y conozcas esta iniciativa. Toda una sorpresa.
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Podcast producido con la colaboración de